Algunos días se habla de Palestina en los medios de comunicación. De repente es noticia, qué curioso. Pero es una noticia de 30 segundos, donde se habla de un bombardeo por parte de Israel en Gaza, así por encima un número de víctimas, pero al final como coletilla siempre hay una especie de justificación a la masacre... se tiene mucho cuidado sobre como se habla sobre Israel, porque no vaya a ser que se ofendan y nos acusen de antisemitas. Con lo fácil que parecía informar...
En mi vida ha habido un antes y un después con respecto a Palestina y lo marcó un viaje que hice en 2015. Aquel año pude cumplir uno de mis sueños que era hacer un viaje solidario. Qué palabra: solidario, resultó ser un viaje totalmente egoísta y que estoy segura de que me aportó mucho más a mí que a las personas a las que yo hubiera querido ayudar.
L' ACP (Associació Catalana per la Pau) y la Fundació Pau i Solidaritat organizan cada año unas "Brigadas", viajes en grupo a diferentes países en los cuales llevan a cabo proyectos de cooperación con agentes locales. En esos grupos viaja gente variopinta con curiosidades e intereses a veces totalmente distintos, pero que tienen en común que desean emplear sus vacaciones en conocer los proyectos que se llevan a cabo y en poner su granito de arena difundiendo lo que aprenden.
Pues bien, en uno de esos grupos me apunté y cual iba a ser, sino el viaje a Palestina. Mis motivos son evidentes para quienes me conocen, para los que no, lo puedo resumir en mi amor por el mundo arabo-islámico y mi conocimiento de la lengua árabe. Estos dos fueron los factores concluyentes para que mi grupo fuera aquél. 6 personas desconocidas que vivimos una experiencia que nos marcó para siempre. De este viaje os hablo en otras entradas del blog, así que no voy a repetirme. Pero debía mencionarlo porque fue el que me hizo decidir que nunca más sería neutral.
El "tema palestino" es como un tema tabú del cual muchas personas no hablan, algunas por desconocimiento, otras por demasiado conocimiento. Yo era una de aquellas personas que por desconocimiento nunca me había posicionado. Me decía a mi misma que había que ser neutral, que aquí la información llega sesgada, que nunca se sabe... pero resulta que sí que se sabe, si vas y lo vives. Si coges un avión a Tel Aviv y te ves obligada a ocultar el verdadero motivo de tu visita y te dispones a cruzar un check-point porque quieres visitar territorio palestino, si conoces gente allí y entiendes como viven, si te llevan a visitar una población dividida por un muro de hormigón, si te dan datos sobre la no potabilidad del agua en Gaza, si visitas los campos de los agricultores y te muestran cómo son quemados y envenenados sus cultivos, si te tomas un té en una casa que tiene parte de su terreno ocupado ilegalmente por colonos. Si toda la gente a la que conoces tiene una historia triste que te explica con una sonrisa y que al final lo único que te pide es que vuelvas a tu país y cuentes lo que allí has vivido. Si experimentas todo eso, entonces te das cuenta de que nunca jamás podrás volver a ser neutral. Y quieres explicarlo a quienes te rodean, pero es imposible, cuando ves sus caras de incredulidad, de sorpresa, y sólo puedes concluir con un has de vivirlo, verlo y sentirlo y NUNCA MÁS SERÁS NEUTRAL.
En mi vida ha habido un antes y un después con respecto a Palestina y lo marcó un viaje que hice en 2015. Aquel año pude cumplir uno de mis sueños que era hacer un viaje solidario. Qué palabra: solidario, resultó ser un viaje totalmente egoísta y que estoy segura de que me aportó mucho más a mí que a las personas a las que yo hubiera querido ayudar.
L' ACP (Associació Catalana per la Pau) y la Fundació Pau i Solidaritat organizan cada año unas "Brigadas", viajes en grupo a diferentes países en los cuales llevan a cabo proyectos de cooperación con agentes locales. En esos grupos viaja gente variopinta con curiosidades e intereses a veces totalmente distintos, pero que tienen en común que desean emplear sus vacaciones en conocer los proyectos que se llevan a cabo y en poner su granito de arena difundiendo lo que aprenden.
Pues bien, en uno de esos grupos me apunté y cual iba a ser, sino el viaje a Palestina. Mis motivos son evidentes para quienes me conocen, para los que no, lo puedo resumir en mi amor por el mundo arabo-islámico y mi conocimiento de la lengua árabe. Estos dos fueron los factores concluyentes para que mi grupo fuera aquél. 6 personas desconocidas que vivimos una experiencia que nos marcó para siempre. De este viaje os hablo en otras entradas del blog, así que no voy a repetirme. Pero debía mencionarlo porque fue el que me hizo decidir que nunca más sería neutral.
El "tema palestino" es como un tema tabú del cual muchas personas no hablan, algunas por desconocimiento, otras por demasiado conocimiento. Yo era una de aquellas personas que por desconocimiento nunca me había posicionado. Me decía a mi misma que había que ser neutral, que aquí la información llega sesgada, que nunca se sabe... pero resulta que sí que se sabe, si vas y lo vives. Si coges un avión a Tel Aviv y te ves obligada a ocultar el verdadero motivo de tu visita y te dispones a cruzar un check-point porque quieres visitar territorio palestino, si conoces gente allí y entiendes como viven, si te llevan a visitar una población dividida por un muro de hormigón, si te dan datos sobre la no potabilidad del agua en Gaza, si visitas los campos de los agricultores y te muestran cómo son quemados y envenenados sus cultivos, si te tomas un té en una casa que tiene parte de su terreno ocupado ilegalmente por colonos. Si toda la gente a la que conoces tiene una historia triste que te explica con una sonrisa y que al final lo único que te pide es que vuelvas a tu país y cuentes lo que allí has vivido. Si experimentas todo eso, entonces te das cuenta de que nunca jamás podrás volver a ser neutral. Y quieres explicarlo a quienes te rodean, pero es imposible, cuando ves sus caras de incredulidad, de sorpresa, y sólo puedes concluir con un has de vivirlo, verlo y sentirlo y NUNCA MÁS SERÁS NEUTRAL.
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